José R. Hernández - Cosa nueva
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José R. Hernández - Cosa nueva
José R. Hernández - Cosa nueva
En estos días me he estado comunicando con un pastor a través del Internet, y aunque estamos a una gran distancia, pude ver que las circunstancias y situaciones que afectan al pueblo de Dios aquí son las mismas cosas que afectan al pueblo de Dios en otros lugares. Estoy hablando acerca de la apatía, desanimo, falta de voluntad, y todas esas cosas que afectan la vida de los creyentes apartándoles de la voluntad de Dios. Muchos de nosotros aquí hemos cometidos errores, hemos recibido mal tratos por este mundo de maldad. Hemos fallado en cumplir con nuestro compromiso con Cristo, y a consecuencia hemos pasado por situaciones que afectan negativamente nuestra familia, hijos, hijas, amigos, y hermanos en el cuerpo de Cristo. No creo que exista excepción, si somos honestos con nosotros mismos, todos podemos reconocer que en muchas ocasiones fallamos en muchas cosas, pero más que nada fallamos en nuestro compromiso con Dios. Que bueno seria si pudiéramos recoger nuestros errores y faltas, ¿verdad? Que bueno seria si pudiésemos viajar al pasado y corregir todas esas cosas que hemos hecho que están mal hechas, ¿verdad? Pero aquí es donde comienza el problema, el problema de muchos en el cuerpo de Cristo es que se concentran más en el pasado que en el futuro. Les digo esto porque cuando nos concentramos más en el pasado que en el futuro, nos hacemos esclavos nosotros mismos, nuestra conciencia nos acusa y nunca podemos vivir una vida fructuosa y victoriosa. Siempre pensamos, “si solamente yo pudiera tomar para atrás lo que dije, o hice”, “si solamente yo pudiera haber hecho o dejado de hacer esto o lo otro”. ¿Ha dicho o pensado alguien esto en alguna oportunidad? ¿A cuantos les gustaría tener un nuevo comienzo? Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Isaías 43:18-19 - No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje de Dios para nosotros, nos hará falta hacer un pequeño repaso de historia. Isaías vivió cuando el pueblo de Dios estaba dividido en dos reinos; Israel era el reino del norte y Judá era el reino del sur. El reino del norte había pecado grandemente contra Dios, y el reino del sur iba en la misma dirección. Cuando estudiamos lo que estaba aconteciendo con el pueblo de Dios en ese entonces vemos que ellos se habían nuevamente rebelado en contra de Dios. Vemos que Isaías le advertía al pueblo de Judá del juicio pendiente de Dios debido a la depravación moral, corrupción política, injusticia social, y especialmente la idolatría espiritual (Isaías 1:1-4). Porque este pueblo no se volvía del pecado, Isaías les dijo que eventualmente ellos serian derrotados. Dios les entregaría en las manos de Babilonia para que nuevamente fueran cautivos y hechos esclavos (Isaías 39:5-7). Con esta fundación de lo que estaba aconteciendo continuemos entonces en nuestro estudio de hoy.
El pueblo de Judá todavía tendría cien años de dificultad antes de la caída de Israel, y setenta años de exilio, pero en estos versículos que utilizaremos hoy Dios les habla a ese pueblo a través de Isaías palabras de consolación. Dios les estaba llamando a un nuevo comienzo, Dios les estaba llamando a un arrepentimiento. Pero, ¿qué nos dice esto a nosotros hoy en día? ¿Seremos nosotros llevados cautivos por Babilonia? Desdichadamente, la respuesta es que no seremos llevados cautivos sino que existen muchos que ya lo están. Existen muchos que debido a la rebeldía, idolatría, falta de fuerza de voluntad, apatía y desanimo ya están cautivos y son esclavos de este mundo de maldad. Pero si te encuentras en esa situación, Dios quiere hacer algo nuevo en tu vida en el día de hoy. Dios te llama a que tengas un nuevo comienzo, y aquí en estos versículos encontramos la formula que nos permitirá tener un nuevo comienzo. La Palabra nos dice: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”. Se preguntaran, ¿por qué es tan importante esto? Esto es de suma importancia porque nuestro adversario utilizara nuestro pasado y faltas para acusarnos, usara nuestro pasado y faltas para mantenernos esclavos de nuestra propia conciencia. Nuestro adversario utilizara nuestros pasado para que nunca alcancemos a vivir la vida que Dios quiere que vivamos, vida victoriosa, vida gozosa (Filipenses 4:4).
Nuestro adversario utilizara nuestro pasado para que nunca alcancemos ver lo mucho que Dios ha hecho, esta haciendo y hará por nosotros. Es cierto que nunca nos podemos olvidar del lugar de donde Cristo nos saco, limpio, y purifico; es más, esto es algo que siempre debemos tener en mente, y tenemos que testificar de ello (Hechos 14:15). Tenemos que testificar de ello para que la gloria, poder, y misericordia de Dios sea reflejada en nuestra vida. Tenemos que testificar de ello para glorificar a Dios. Pero no podemos permitir que estas cosas pasadas influencien de la manera que ahora pensamos, que afecten de la manera que ahora nos sentimos. Esa vida que una ves vivimos, esa vida pecaminosa, esa vida que no nos conducía a Dios sino al infierno, no puede influenciar nuestro presente y no tiene lugar alguno en nuestros futuros (2 Corintios 5:17). Cristo vino a este mundo de maldad para que nosotros hoy podamos ser libres abundantemente (Juan 10:10). Hermanos, tenemos que tener mucho cuidado de la manera que pensamos (Proverbios 4:23). Si nuestros pensamientos son desanimados, si nuestros pensamientos son apáticos, si nuestros pensamientos son deprimentes, entonces sepamos que eso será reflejado en nuestras acciones, será reflejado en nuestra manera de ser y comportamiento.
Si estamos viviendo trabados en el pasado, si le permitimos al diablo que nos acuse, Dios no nos acusa, Dios en su infinita misericordia nos justifica y glorifica (Romanos 8:30-34). Pero si le permitimos al diablo que nos acuse, si le permitimos al diablo que nos mantenga concentrado en los errores del pasado, entonces nunca llegaremos al lugar donde Dios nos quiere. Esto ciertamente le paso al pueblo de Israel en ese entonces. Ese pueblo que Dios libero después de mas de 400 años de esclavitud de Egipto, este pueblo que Dios condujo a la tierra prometida y le entrego victoria tras victoria, ahora se habían nuevamente rebelado en contra de Él. Ellos vieron Su poder, majestad y gloria. Vieron señales y prodigios, pero no obstante todo esto, le faltaban, y permitieron ser conducidos por el enemigo fuera de la voluntad de Dios y nuevamente a la esclavitud del pecado. El enemigo detuvo el progreso de ese pueblo con lo mismo que detuvo a sus antecesores en el desierto, lo hizo con los demonios de apatía, rebeldía, y desanimo. No podemos permitirle al enemigo que nos detenga, no podemos permitirle al enemigo que invada nuestra mente. Tenemos que renovar de la manera que pensamos, tenemos que concentrarnos en lo que Dios esta haciendo en nuestra vida, y mirar hacia el futuro y lo que hará (Romanos 12:2).
Continuando leemos: “He aquí que yo hago cosa nueva”. Dios quiere hacer algo nuevo con tu vida en el día de hoy, Dios quiere renovarte, Dios quiere fortalecerte. Dile a la persona que tienes a tu lado “Dios va hacer algo nuevo en mi vida hoy”. Dios esta buscando a personas que confíen en Él, esta buscando a personas que dependan de Él. Como creyentes tenemos que comenzar a depender más de Dios y menos de nuestras propias habilidades (Zacarías 4:6). Como les dije al inicio, me he estado comunicando con un pastor a través del Internet, y les puedo decir que en la comunicación encontré que este siervo de Dios tenia su corazón lleno de dolor. Su corazón esta lleno de dolor porque el se ha tenido que enfrentar en contra de esos espíritus de apatía, desanimo, y rebeldía que están invadiendo el cuerpo de Cristo. Esos espíritus que están destruyendo la vida de no solo los creyentes, sino también las de muchos predicadores de la palabra. Leí una ilustración hace poco que viene muy bien con lo que les acabo de decir y quiero compartir con ustedes hoy, se llama el asiento vació.
El asiento vacío habla con elocuencia. A pesar de que su mensaje no es agradable, todos lo pueden oír. Al predicador el asiento vacío le dice: "Tu sermón no vale". Al que visita la iglesia, le advierte: "Ya ves, vamos perdiendo terreno". Al nuevo que busca una iglesia donde asistir: "Vale más esperar a ver lo que pasa aquí". Al tesorero de la iglesia: "¡Cuidado! Habrá un déficit!" A los miembros presentes les aconseja: "Ustedes también pueden ausentarse el domingo próximo". A los verdaderos fieles les aconseja: "Trabajad, invitad, orad, llenad esos asientos vacíos". El asiento vacío testifica contra los cultos. Mata la inspiración, ahoga la esperanza. Aleja el celo y es un peso desanimador para toda la iglesia. Por otro lado, el asiento ocupado es un ala, es un estímulo, es un incentivo y una inspiración al predicador y a toda persona que ama al Señor Jesús. ¿Te has sentido o has pensado de esta manera alguna ves? Les pudo decir que en ocasiones yo sí, pero he sabido reprenderlo todo en el nombre de Jesús.
¿Cuántos desean que Dios haga algo nuevo en su vida hoy? Dios quiere hacer algo nuevo en nuestras vidas, y la palabra aquí nos dice: “pronto saldrá a luz”. Esto es promesa de Dios, esto nos deja saber que Dios si obrara, que Dios si se glorificara en nuestras vidas. Pero aquí también leemos “¿no la conoceréis?”. ¿Por qué esta pregunta? Esta pregunta es de suma importancia porque como les he venido diciendo esta semana, muchos no alcanzan ver las bendiciones de Dios. Muchos no alcanzan recibir lo que Dios tiene para nosotros porque en vez de buscar más de Dios se alejan de Él. Muchos no alcanzan ver las bendiciones de Dios, y la mayor razón por esto es porque no estamos dispuestos a reconocer nuestras propias faltas. ¿Cómo esperamos recibir bendición de Dios si nuestras vidas están llenas de pecado? Ciertamente el pueblo de Dios en ese entonces no la recibió, ellos fueron nuevamente llevados cautivos. La verdad es que tal como ellos, nosotros nunca recibiremos bendiciones si continuamos en ese camino que sabemos muy bien no conduce a Dios. Nunca recibiremos bendición si primero no admitimos nuestras faltas y nos arrepentimos genuinamente (Proverbios 28:13). Es por eso que el Señor aquí dice: “¿no la conoceréis?” Él hace esta pregunta porque si continuamos en ese camino, entonces no reconoceremos las bendiciones. Si continuamos en ese camino entonces no veremos las bendiciones que Dios derrama sobre Su pueblo a diario. Muchos piensan que las bendiciones de Dios son cosas materiales; muchos piensan que es el tener más posesiones, más dinero, más cosas materiales. Pero las bendiciones de Dios son mucho más que eso; pregúntese ¿con qué me ha bendecido Dios hoy? Si nuestra mente esta trabada en el pasado, entonces pensaremos de una manera materialista y diremos que todavía no nos ha bendecido hoy con nada. Pero si nuestras mentes están renovadas, si hemos alcanzado a tener esa comunión con Cristo, entonces veremos las bendiciones que Él ha derramado sobre nosotros desde que abrimos los ojos en el día de hoy.
¿De que les hablo? ¿Te despertaste esta mañana, verdad? Aquí esta tu primera bendición. ¿Te vestiste con esa ropa y zapatos que tienes puesto, verdad? Aquí esta tu segunda bendición. ¿Desayunaste o comiste algo, verdad? Aquí está tu tercera bendición. ¿Llegaste asta este lugar ya sea en automóvil, bus, o caminando, verdad? Aquí esta tu cuarta bendición. ¿Has tenido la oportunidad de alabarle con gozo, verdad? Aquí esta la quinta bendición. ¿Has escuchado un mensaje de Su palabra, verdad? Aquí esta la sexta bendición. ¿Has podido tener comunión con tus hermanos en Cristo, verdad? Aquí esta tu séptima bendición. Pudiéramos continuar con una lista inmensa, pero creo que todos ya se están dando cuenta de las muchas bendiciones que Dios derrama sobre su pueblo a diario, y que en muchas ocasiones no reconocemos. Por eso es nos pregunta “¿no la conoceréis?”. Muchos quisieran tener un día más de vida, pero no lo tienen. Muchos quisieran desayunar a diario, pero no pueden. Muchos quisieran poder caminar, pero no pueden. Muchos quisieran poder alabar a Dios libremente, pero se les prohíbe. Muchos quisieran escuchar un mensaje, pero no pueden oír. Muchos desean tener una comunión con otros hermanos, pero no la llegan a alcanzar. Pero si no has alcanzado a ver las bendiciones de Dios en tu vida, te digo que Dios va hacer algo nuevo en nosotros hoy. Dile al hermano que tienes a tu lado “Dios va hacer algo nuevo en mi vida hoy”.
¿Qué hará Dios en nuestras vidas hoy? La Palabra nos dice: “Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. Estas fueron palabras de consolación al pueblo de Judá; Dios les dijo que Él nuevamente les liberaría de la esclavitud, que el nuevamente les guiaría, pero a nosotros hoy nos habla tan fuerte como a ellos en ese entonces. A nosotros nos dice que si confiamos en Dios, Él nos guiara a través de esas pruebas que estamos pasando (Juan 16:33). Él quiere abrirnos hoy un camino para que podamos atravesar ese desierto de depresión, y desanimo. Él quiere abrir hoy un camino nuevo en ese desierto para que podamos superar la rebeldía y apatía. Él quiere darnos hoy de beber de ese rió de aguas viva para que nunca más estemos sedientos (Juan 4:13-14). No podemos permitirle al enemigo que nos desvié del camino que Dios ha escogido para nosotros. No podemos permitirle al enemigo que nos deprima o desanime trayendo a memoria nuestro pasado; tenemos que concentrarnos en Dios, tenemos que concentrarnos en lo que Él quiere hacer con nosotros (Salmos 1). Nuestra fe no puede decaer, nuestra fe no puede titubear. Nuestra fe siempre debe ser lo mejor de nosotros, pero tiene que ser acompañada de la paciencia si queremos que sea una fe completa y absoluta (Santiago 1:3-4).
Para concluir. El pueblo de Dios en ese entonces estaba a punto de ser capturados y llevados a la esclavitud nuevamente por Babilonia. A causa de su desobediencia y rebeldía Dios permitiría que ellos nuevamente fuesen capturados, pero aquí el profeta Isaías les trajo un mensaje lleno de esperanza y poder. Dios les dijo que Él les liberaría y haría cosas aun mayores de las que Él había hecho cuando les libero de las manos de Egipto. Eventualmente este pueblo cayo bajo el dominio de Babilonia debido a sus pecados y rebelión; muchos en el pueblo de Dios caen nuevamente en la esclavitud de satanás debido a lo mismo. Dios le dijo a ese pueblo que haría cosa nueva, que haría aun mayores cosas con ellos, pero ellos tenían que volverse a Él. Dios nos habla a nosotros igual, tenemos que volvernos a Dios y dejar la vida pecaminosa, tenemos que volvernos a Dios y dejar de ser rebeldes. Dios quiere hacer algo nuevo en nuestra vida, Él quiere restaurarnos y utilizarnos. ¿Te encuentras esclavo de este mundo ahora mismo? ¿Estas a punto de ser llevado cautivo a causa de tu rebeldía? Escucha hoy que Dios te dice: “He aquí que yo hago cosa nueva”. Él puede renovarte, Él quiere bendecirte, pero tienes que quererlo.
En estos días me he estado comunicando con un pastor a través del Internet, y aunque estamos a una gran distancia, pude ver que las circunstancias y situaciones que afectan al pueblo de Dios aquí son las mismas cosas que afectan al pueblo de Dios en otros lugares. Estoy hablando acerca de la apatía, desanimo, falta de voluntad, y todas esas cosas que afectan la vida de los creyentes apartándoles de la voluntad de Dios. Muchos de nosotros aquí hemos cometidos errores, hemos recibido mal tratos por este mundo de maldad. Hemos fallado en cumplir con nuestro compromiso con Cristo, y a consecuencia hemos pasado por situaciones que afectan negativamente nuestra familia, hijos, hijas, amigos, y hermanos en el cuerpo de Cristo. No creo que exista excepción, si somos honestos con nosotros mismos, todos podemos reconocer que en muchas ocasiones fallamos en muchas cosas, pero más que nada fallamos en nuestro compromiso con Dios. Que bueno seria si pudiéramos recoger nuestros errores y faltas, ¿verdad? Que bueno seria si pudiésemos viajar al pasado y corregir todas esas cosas que hemos hecho que están mal hechas, ¿verdad? Pero aquí es donde comienza el problema, el problema de muchos en el cuerpo de Cristo es que se concentran más en el pasado que en el futuro. Les digo esto porque cuando nos concentramos más en el pasado que en el futuro, nos hacemos esclavos nosotros mismos, nuestra conciencia nos acusa y nunca podemos vivir una vida fructuosa y victoriosa. Siempre pensamos, “si solamente yo pudiera tomar para atrás lo que dije, o hice”, “si solamente yo pudiera haber hecho o dejado de hacer esto o lo otro”. ¿Ha dicho o pensado alguien esto en alguna oportunidad? ¿A cuantos les gustaría tener un nuevo comienzo? Pasemos ahora a la Palabra de Dios.
Isaías 43:18-19 - No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje de Dios para nosotros, nos hará falta hacer un pequeño repaso de historia. Isaías vivió cuando el pueblo de Dios estaba dividido en dos reinos; Israel era el reino del norte y Judá era el reino del sur. El reino del norte había pecado grandemente contra Dios, y el reino del sur iba en la misma dirección. Cuando estudiamos lo que estaba aconteciendo con el pueblo de Dios en ese entonces vemos que ellos se habían nuevamente rebelado en contra de Dios. Vemos que Isaías le advertía al pueblo de Judá del juicio pendiente de Dios debido a la depravación moral, corrupción política, injusticia social, y especialmente la idolatría espiritual (Isaías 1:1-4). Porque este pueblo no se volvía del pecado, Isaías les dijo que eventualmente ellos serian derrotados. Dios les entregaría en las manos de Babilonia para que nuevamente fueran cautivos y hechos esclavos (Isaías 39:5-7). Con esta fundación de lo que estaba aconteciendo continuemos entonces en nuestro estudio de hoy.
El pueblo de Judá todavía tendría cien años de dificultad antes de la caída de Israel, y setenta años de exilio, pero en estos versículos que utilizaremos hoy Dios les habla a ese pueblo a través de Isaías palabras de consolación. Dios les estaba llamando a un nuevo comienzo, Dios les estaba llamando a un arrepentimiento. Pero, ¿qué nos dice esto a nosotros hoy en día? ¿Seremos nosotros llevados cautivos por Babilonia? Desdichadamente, la respuesta es que no seremos llevados cautivos sino que existen muchos que ya lo están. Existen muchos que debido a la rebeldía, idolatría, falta de fuerza de voluntad, apatía y desanimo ya están cautivos y son esclavos de este mundo de maldad. Pero si te encuentras en esa situación, Dios quiere hacer algo nuevo en tu vida en el día de hoy. Dios te llama a que tengas un nuevo comienzo, y aquí en estos versículos encontramos la formula que nos permitirá tener un nuevo comienzo. La Palabra nos dice: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”. Se preguntaran, ¿por qué es tan importante esto? Esto es de suma importancia porque nuestro adversario utilizara nuestro pasado y faltas para acusarnos, usara nuestro pasado y faltas para mantenernos esclavos de nuestra propia conciencia. Nuestro adversario utilizara nuestros pasado para que nunca alcancemos a vivir la vida que Dios quiere que vivamos, vida victoriosa, vida gozosa (Filipenses 4:4).
Nuestro adversario utilizara nuestro pasado para que nunca alcancemos ver lo mucho que Dios ha hecho, esta haciendo y hará por nosotros. Es cierto que nunca nos podemos olvidar del lugar de donde Cristo nos saco, limpio, y purifico; es más, esto es algo que siempre debemos tener en mente, y tenemos que testificar de ello (Hechos 14:15). Tenemos que testificar de ello para que la gloria, poder, y misericordia de Dios sea reflejada en nuestra vida. Tenemos que testificar de ello para glorificar a Dios. Pero no podemos permitir que estas cosas pasadas influencien de la manera que ahora pensamos, que afecten de la manera que ahora nos sentimos. Esa vida que una ves vivimos, esa vida pecaminosa, esa vida que no nos conducía a Dios sino al infierno, no puede influenciar nuestro presente y no tiene lugar alguno en nuestros futuros (2 Corintios 5:17). Cristo vino a este mundo de maldad para que nosotros hoy podamos ser libres abundantemente (Juan 10:10). Hermanos, tenemos que tener mucho cuidado de la manera que pensamos (Proverbios 4:23). Si nuestros pensamientos son desanimados, si nuestros pensamientos son apáticos, si nuestros pensamientos son deprimentes, entonces sepamos que eso será reflejado en nuestras acciones, será reflejado en nuestra manera de ser y comportamiento.
Si estamos viviendo trabados en el pasado, si le permitimos al diablo que nos acuse, Dios no nos acusa, Dios en su infinita misericordia nos justifica y glorifica (Romanos 8:30-34). Pero si le permitimos al diablo que nos acuse, si le permitimos al diablo que nos mantenga concentrado en los errores del pasado, entonces nunca llegaremos al lugar donde Dios nos quiere. Esto ciertamente le paso al pueblo de Israel en ese entonces. Ese pueblo que Dios libero después de mas de 400 años de esclavitud de Egipto, este pueblo que Dios condujo a la tierra prometida y le entrego victoria tras victoria, ahora se habían nuevamente rebelado en contra de Él. Ellos vieron Su poder, majestad y gloria. Vieron señales y prodigios, pero no obstante todo esto, le faltaban, y permitieron ser conducidos por el enemigo fuera de la voluntad de Dios y nuevamente a la esclavitud del pecado. El enemigo detuvo el progreso de ese pueblo con lo mismo que detuvo a sus antecesores en el desierto, lo hizo con los demonios de apatía, rebeldía, y desanimo. No podemos permitirle al enemigo que nos detenga, no podemos permitirle al enemigo que invada nuestra mente. Tenemos que renovar de la manera que pensamos, tenemos que concentrarnos en lo que Dios esta haciendo en nuestra vida, y mirar hacia el futuro y lo que hará (Romanos 12:2).
Continuando leemos: “He aquí que yo hago cosa nueva”. Dios quiere hacer algo nuevo con tu vida en el día de hoy, Dios quiere renovarte, Dios quiere fortalecerte. Dile a la persona que tienes a tu lado “Dios va hacer algo nuevo en mi vida hoy”. Dios esta buscando a personas que confíen en Él, esta buscando a personas que dependan de Él. Como creyentes tenemos que comenzar a depender más de Dios y menos de nuestras propias habilidades (Zacarías 4:6). Como les dije al inicio, me he estado comunicando con un pastor a través del Internet, y les puedo decir que en la comunicación encontré que este siervo de Dios tenia su corazón lleno de dolor. Su corazón esta lleno de dolor porque el se ha tenido que enfrentar en contra de esos espíritus de apatía, desanimo, y rebeldía que están invadiendo el cuerpo de Cristo. Esos espíritus que están destruyendo la vida de no solo los creyentes, sino también las de muchos predicadores de la palabra. Leí una ilustración hace poco que viene muy bien con lo que les acabo de decir y quiero compartir con ustedes hoy, se llama el asiento vació.
El asiento vacío habla con elocuencia. A pesar de que su mensaje no es agradable, todos lo pueden oír. Al predicador el asiento vacío le dice: "Tu sermón no vale". Al que visita la iglesia, le advierte: "Ya ves, vamos perdiendo terreno". Al nuevo que busca una iglesia donde asistir: "Vale más esperar a ver lo que pasa aquí". Al tesorero de la iglesia: "¡Cuidado! Habrá un déficit!" A los miembros presentes les aconseja: "Ustedes también pueden ausentarse el domingo próximo". A los verdaderos fieles les aconseja: "Trabajad, invitad, orad, llenad esos asientos vacíos". El asiento vacío testifica contra los cultos. Mata la inspiración, ahoga la esperanza. Aleja el celo y es un peso desanimador para toda la iglesia. Por otro lado, el asiento ocupado es un ala, es un estímulo, es un incentivo y una inspiración al predicador y a toda persona que ama al Señor Jesús. ¿Te has sentido o has pensado de esta manera alguna ves? Les pudo decir que en ocasiones yo sí, pero he sabido reprenderlo todo en el nombre de Jesús.
¿Cuántos desean que Dios haga algo nuevo en su vida hoy? Dios quiere hacer algo nuevo en nuestras vidas, y la palabra aquí nos dice: “pronto saldrá a luz”. Esto es promesa de Dios, esto nos deja saber que Dios si obrara, que Dios si se glorificara en nuestras vidas. Pero aquí también leemos “¿no la conoceréis?”. ¿Por qué esta pregunta? Esta pregunta es de suma importancia porque como les he venido diciendo esta semana, muchos no alcanzan ver las bendiciones de Dios. Muchos no alcanzan recibir lo que Dios tiene para nosotros porque en vez de buscar más de Dios se alejan de Él. Muchos no alcanzan ver las bendiciones de Dios, y la mayor razón por esto es porque no estamos dispuestos a reconocer nuestras propias faltas. ¿Cómo esperamos recibir bendición de Dios si nuestras vidas están llenas de pecado? Ciertamente el pueblo de Dios en ese entonces no la recibió, ellos fueron nuevamente llevados cautivos. La verdad es que tal como ellos, nosotros nunca recibiremos bendiciones si continuamos en ese camino que sabemos muy bien no conduce a Dios. Nunca recibiremos bendición si primero no admitimos nuestras faltas y nos arrepentimos genuinamente (Proverbios 28:13). Es por eso que el Señor aquí dice: “¿no la conoceréis?” Él hace esta pregunta porque si continuamos en ese camino, entonces no reconoceremos las bendiciones. Si continuamos en ese camino entonces no veremos las bendiciones que Dios derrama sobre Su pueblo a diario. Muchos piensan que las bendiciones de Dios son cosas materiales; muchos piensan que es el tener más posesiones, más dinero, más cosas materiales. Pero las bendiciones de Dios son mucho más que eso; pregúntese ¿con qué me ha bendecido Dios hoy? Si nuestra mente esta trabada en el pasado, entonces pensaremos de una manera materialista y diremos que todavía no nos ha bendecido hoy con nada. Pero si nuestras mentes están renovadas, si hemos alcanzado a tener esa comunión con Cristo, entonces veremos las bendiciones que Él ha derramado sobre nosotros desde que abrimos los ojos en el día de hoy.
¿De que les hablo? ¿Te despertaste esta mañana, verdad? Aquí esta tu primera bendición. ¿Te vestiste con esa ropa y zapatos que tienes puesto, verdad? Aquí esta tu segunda bendición. ¿Desayunaste o comiste algo, verdad? Aquí está tu tercera bendición. ¿Llegaste asta este lugar ya sea en automóvil, bus, o caminando, verdad? Aquí esta tu cuarta bendición. ¿Has tenido la oportunidad de alabarle con gozo, verdad? Aquí esta la quinta bendición. ¿Has escuchado un mensaje de Su palabra, verdad? Aquí esta la sexta bendición. ¿Has podido tener comunión con tus hermanos en Cristo, verdad? Aquí esta tu séptima bendición. Pudiéramos continuar con una lista inmensa, pero creo que todos ya se están dando cuenta de las muchas bendiciones que Dios derrama sobre su pueblo a diario, y que en muchas ocasiones no reconocemos. Por eso es nos pregunta “¿no la conoceréis?”. Muchos quisieran tener un día más de vida, pero no lo tienen. Muchos quisieran desayunar a diario, pero no pueden. Muchos quisieran poder caminar, pero no pueden. Muchos quisieran poder alabar a Dios libremente, pero se les prohíbe. Muchos quisieran escuchar un mensaje, pero no pueden oír. Muchos desean tener una comunión con otros hermanos, pero no la llegan a alcanzar. Pero si no has alcanzado a ver las bendiciones de Dios en tu vida, te digo que Dios va hacer algo nuevo en nosotros hoy. Dile al hermano que tienes a tu lado “Dios va hacer algo nuevo en mi vida hoy”.
¿Qué hará Dios en nuestras vidas hoy? La Palabra nos dice: “Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. Estas fueron palabras de consolación al pueblo de Judá; Dios les dijo que Él nuevamente les liberaría de la esclavitud, que el nuevamente les guiaría, pero a nosotros hoy nos habla tan fuerte como a ellos en ese entonces. A nosotros nos dice que si confiamos en Dios, Él nos guiara a través de esas pruebas que estamos pasando (Juan 16:33). Él quiere abrirnos hoy un camino para que podamos atravesar ese desierto de depresión, y desanimo. Él quiere abrir hoy un camino nuevo en ese desierto para que podamos superar la rebeldía y apatía. Él quiere darnos hoy de beber de ese rió de aguas viva para que nunca más estemos sedientos (Juan 4:13-14). No podemos permitirle al enemigo que nos desvié del camino que Dios ha escogido para nosotros. No podemos permitirle al enemigo que nos deprima o desanime trayendo a memoria nuestro pasado; tenemos que concentrarnos en Dios, tenemos que concentrarnos en lo que Él quiere hacer con nosotros (Salmos 1). Nuestra fe no puede decaer, nuestra fe no puede titubear. Nuestra fe siempre debe ser lo mejor de nosotros, pero tiene que ser acompañada de la paciencia si queremos que sea una fe completa y absoluta (Santiago 1:3-4).
Para concluir. El pueblo de Dios en ese entonces estaba a punto de ser capturados y llevados a la esclavitud nuevamente por Babilonia. A causa de su desobediencia y rebeldía Dios permitiría que ellos nuevamente fuesen capturados, pero aquí el profeta Isaías les trajo un mensaje lleno de esperanza y poder. Dios les dijo que Él les liberaría y haría cosas aun mayores de las que Él había hecho cuando les libero de las manos de Egipto. Eventualmente este pueblo cayo bajo el dominio de Babilonia debido a sus pecados y rebelión; muchos en el pueblo de Dios caen nuevamente en la esclavitud de satanás debido a lo mismo. Dios le dijo a ese pueblo que haría cosa nueva, que haría aun mayores cosas con ellos, pero ellos tenían que volverse a Él. Dios nos habla a nosotros igual, tenemos que volvernos a Dios y dejar la vida pecaminosa, tenemos que volvernos a Dios y dejar de ser rebeldes. Dios quiere hacer algo nuevo en nuestra vida, Él quiere restaurarnos y utilizarnos. ¿Te encuentras esclavo de este mundo ahora mismo? ¿Estas a punto de ser llevado cautivo a causa de tu rebeldía? Escucha hoy que Dios te dice: “He aquí que yo hago cosa nueva”. Él puede renovarte, Él quiere bendecirte, pero tienes que quererlo.
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