José R. Hernández - Me puede usar Dios?
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José R. Hernández - Me puede usar Dios?
José R. Hernández - Me puede usar Dios?
Estaba leyendo una encuesta que le hicieron a varios pastores, y encontré algo bien interesante que deseo compartir con ustedes. Según la encuesta, el 70% de los pastores Cristianos entrevistados piensan que no están suficientemente preparados para predicar. Por supuesto que también les hicieron varias otras preguntas, pero ellos todos sentían que necesitaban estudiar mucho más de lo que ya habían estudiado. En otras palabras este grupo de siervos se sentía inferior. Esto es un grave problema porque cuando nos sentimos inferior, o pensamos que no valemos, entonces es bien fácil caer en un estado de depresión y por supuesto, cuando esto sucede, entonces no solo sufre la persona, sino que también sufre el ministerio que estamos desarrollando. Reflexionando en lo que leí, les puedo decir que yo me pude identificar con ese grupo de pastores que se sentía de esa manera. No me vayan a mal interpretar, no estoy deprimido, pero si me puedo identificar con esa manera de sentir. La realidad del caso es que existen numerosas personas en el cuerpo de Cristo que no sirven a Dios eficazmente porque no alcanzan ver su potencial. Esto no solo se limita a los pastores, esto es algo que se aplica a todo creyente. Es por eso que quiero que en el día de hoy examinemos un acontecimiento histórico que nos demostrara quienes pueden ser utilizado por Dios.
Jueces 3:7-10 - Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años. 9 Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
Como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje de Dios, es necesario que hagamos un repaso de historia. Antes de comenzar quiero que tengamos un mejor entendimiento del libro de Jueces; tal como los otros libros históricos de la Biblia, el libro de Jueces presenta los hechos históricos en una manera selectiva y temática. Los capítulos 17-21 actualmente preceden la mayor parte de los capítulos 3-16, pero estos capítulos aparecen al final del libro para ilustrar la condición moral que prevalecía durante este periodo. Les hago esta aclaración para que no vayan a pensar que estamos saltando momentos históricos cuando les haga referencia a otros capítulos y versículos que usaremos en el día de hoy. Cuando comenzamos a leer el libro de Jueces desde el inicio vemos que el pueblo de Israel finalmente había llegado a la tierra prometida, (Génesis 12:7; Éxodo 3:16-17.) Cuando el pueblo de Israel primero entro en la tierra prometida bajo el liderazgo de Josué, ellos pudieron conquistar los pueblos que existían en esa tierra rápidamente, y eficazmente porque ellos estaban unidos. Luego de conquistar los pueblos, entonces la tierra fue dividida entre las doce tribus de Israel, y cada tribu tenia la responsabilidad de destruir completamente a los enemigos (Deuteronomio 7:1-6). Pero ellos no hicieron lo que Dios había declarado que hicieran, ellos tenían que destruir completamente esos pueblos, pero después de la muerte de Josué, cada tribu opto por hacer lo que más bien le parecía (Jueces 17:6). Esto nos conduce más o menos a este punto en la historia que estaremos utilizando en el día de hoy.
Aquí leemos: “Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera”. La pregunta que debemos hacernos es, ¿por qué hicieron ellos esto? Para obtener esta respuesta, tenemos que regresar a lo que Dios les había mandado que hicieran. Dios mando que ellos no formasen parte alguna de esos pueblos que habitaban esa tierra, Él mando que destruyeran a ese pueblo por completo, pero ellos desobedecieron y la consecuencia fue que Dios entonces permitió que ese pueblo le sirviera de piedra de tropiezo (Jueces 2:1-3). Haciendo un contraste entre el pueblo de Dios en ese entonces y el pueblo de Dios actualmente, podemos encontrar que no existe mucha diferencia entre ellos y muchos de nosotros.
No se ofenda nadie, no estoy hablando de nadie en particular, pero hoy les traigo palabras fuertes, palabras con el propósito de redargüir, reprender, y enseñar (2 Timoteo 3:16). Les digo que muchos de nosotros no somos muy diferentes a ellos, porque muchos de nosotros aun practicamos la idolatría, muchos de nosotros continuamos sirviendo a dioses ajenos. ¿Cómo dice eso usted pastor? En este capitulo que estamos examinado hoy vemos que el pueblo de Dios en ese entonces servía al dios baal, y veneraba las imágenes de Asera. Yo sé que ninguno de nosotros aquí hacemos tal cosa, sé que ninguno de nosotros aquí veneramos ninguna imagen o cosa semejante, pero si les digo que todavía existen muchos en el cuerpo de Cristo que practican la idolatría. Les digo esto porque la idolatría no es necesariamente el venerar una estatua, la idolatría tiene muchos aspectos (Colosenses 3:5). Comprendamos que un ministerio, un don o un talento puede llegar a ser objeto de soberbia o idolatría, esto puede llegar a romper hogares, romper relaciones con nuestros hijos, y producir deshonestidad. Comprendamos que si para nosotros es más importante ganar unos dólares más envés de venir a la iglesia, lugar donde recibimos nuestro alimento cual es la palabra de Dios, entonces nuestro ídolo, el dios que servimos, es el dinero. Todos tenemos que examinarnos muy de cerca, y examinar nuestra relación con Dios.
Continuando leemos “Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años”. Aquí vemos que el pueblo de Dios de ese entonces aprendió rápidamente que las malas relaciones afectaron su fe y su destino. Esto es también una gran realidad para nosotros, esto es un gran peligro para el pueblo de Dios hoy en día. Al no cumplir con lo que Dios les había mandado, ellos comenzaron a no encontrar la maldad en las situaciones, y la consecuencia fue que comenzaron a aceptar las cosas y a compartir de ellas (Jueces 3:5-6). Nosotros también hemos recibido mandatos de Dios, nosotros hemos recibido palabra de Dios; se nos ha mandado a que no participemos en las cosas de este mundo (2 Corintios 6:16-18; Romanos 12:2). Se nos ha mandado que destruyamos todas las obras del enemigo que ocupan nuestras vidas. Pero muchos de nosotros no obedecemos, muchos de nosotros continuamos relacionándonos con personas que de una manera u otra afectan nuestra fe. No me tomen lo que dije a mal, no estoy diciendo que solo podemos tener amigos Cristianos, lo que si estoy diciendo es que el enemigo utilizara a cualquier persona o situación para interrumpir la obra de Dios en nosotros. El enemigo utilizara a esas amistades y familiares para que a nosotros llegue la tentación de faltarle a Dios; si podemos continuar relaciones con los no creyentes, pero debemos tener mucho cuidado de que su manera de actuar no dañe nuestro testimonio. Les pondré un ejemplo para que me entiendan mejor; digamos que ahora nosotros tenemos un amigo o familiar que siempre anda bebiendo. Digamos que nosotros siempre andamos con esa persona, ¿qué creen que se dirá de nosotros? Lo más seguro y lo que se ve con más frecuencia es que se diga que los dos siempre están bebiendo. Aun cuando esto no pueda ser la verdad, el enemigo pondrá esas palabras en la boca de muchos para destruir el testimonio de una persona y desacreditar a Cristo. Hay un refrán que dice: “dime con quien andas y te diré quien errés”, y eso mismo dirán todos. La desobediencia y rebeldía de ese pueblo les condujo nuevamente a la esclavitud, y nuestra desobediencia y rebeldía puede causar lo mismo en nosotros. Pero si te encuentras es esa situación, todavía tienes una oportunidad.
Continuando leemos, "Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim”. El pueblo de Dios clamo a Dios y Él les envió un libertador. Dios levanto un hombre de dentro de ese mismo pueblo para que les guiara y liberara de la esclavitud. ¿Por qué fue eso? Fue porque “clamaron los hijos de Israel a Jehová”. En el mundo existen muchas personas que claman a diario a Jehová, existen muchos que por diferentes razones se han apartado de los caminos de Dios, que a causa de la rebeldía y desobediencia ahora se encuentran nuevamente esclavos de este mundo, esclavos de los poderes de las tinieblas.
Pero Dios escucha las oraciones cuando se hacen con un corazón dispuesto, Dios escucha las oraciones de esos que ahora sufren nuevamente, y más importante que todo, Él responde (Jeremías 33:3). Dios se volvió a ellos en su misericordia para libertarlos. El libertador humano fue Otoniel, el que se caso con la hija de Caleb y uno de los pertenecientes a la anterior generación, que había visto las maravillas de Dios. Fíjense bien que les dije que Otoniel pertenecía a la anterior generación, esto es de suma importancia porque esto nos demuestra que Dios halló que él se mantuvo fiel en todo momento. Así que sin duda alguna podemos decir que Dios utilizo a Otoniel porque él era un siervo fiel.
El método que Otoniel empleo fue que primeramente juzgo al pueblo de Israel, los reprendió y reformo y luego los condujo a la guerra. Si analizamos lo que hizo Otoniel en ese instante vemos que no es muy diferente a lo que los lideres tratan de hacer hoy en día en las iglesias. Les digo esto porque es la responsabilidad de todo líder de reprender, reformar y enseñar a los creyentes, de demostrarle al pueblo de Dios el camino debido. No siempre encontramos que los creyentes están en los caminos correctos, es más, en muchas ocasiones podemos encontrar que una gran mayoría del pueblo de Dios anda vagando por caminos desconocidos, y en muchas ocasiones extraviados de la verdad. Lo he dicho en muchas ocasiones y lo repito nuevamente, muchos lideres temen predicar palabras fuertes, muchos se la pasan predicando palabras que agradan los oídos, y no para reprender, redargüir, y enseñar. Sin duda alguna este no fue el caso de Otoniel, él les reprendió y los condujo nuevamente a los caminos de Dios. Tenemos mucho que aprender de él aquí, fíjense bien como lo hizo. Primero él tuvo que combatir el enemigo interior, él tuvo que reprenderles por el pecado en sus vidas. Una ves que venció sobre el enemigo interior, entonces y solo entonces él les condujo hacia la batalla exterior, es decir hacia la batalla contra las fuerzas y poderes de este mundo. Hermanos, si queremos ser usados por Dios, entonces primero tenemos que confrontarnos y vencer la batalla interior. Tenemos que enfrentarnos a todas esas cosas que sabemos que no le agradan a Dios. Tenemos que confesar nuestros pecados, no al hombre, tenemos que confesar nuestros pecados ante Dios (Isaías 33:22).
Para concluir. Preguntémonos, ¿me puede usar Dios? Aunque Otoniel no era perfecto, aunque él también había formado parte de ese pueblo pecador, e idolatra, Dios lo uso para que juzgara, reprendiera, y liberara a Su pueblo de las manos de la esclavitud. Otoniel bajo la guianza de Dios pudo quebrantar el yugo de la opresión tal como leemos aquí “Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim”. Al igual que Otoniel tuvo el espíritu de Jehová que descendió sobre él para entregarle la victoria, nosotros tenemos el Espíritu Santo que ahora mora en nosotros. El Espíritu Santo es quien nos redarguye de pecado, es quien nos da convicción de los que estamos haciendo mal. ¿Te puede usar Dios? Creo que la mejor pregunta seria, ¿quieres ser utilizado por Dios? No hay nada que nos pueda detener, Jehová le entrego la victoria a Otoniel, le entrego una victoria completa cual hubiese durado por siempre, pero ellos nuevamente pecaron y se apartaron de los caminos de Dios. Nuestra victoria esta garantizada por el Señor (1 Juan 5:4), Él nos entrego una victoria permanente, pero tenemos orar mucho, y someternos a Dios. Recordemos que donde esta el Espíritu de Dios, ahí hay libertad (2 Corintios 3:17). Donde existe el fuego del Espíritu Santo no existe nada malo. Existen muchas personas que aun no comprenden que el fuego del Espíritu Santo no es una cosa que ocurrió en el día de Pentecostés solamente, ese mismo fuego que recibieron los apóstoles arde en todos nosotros (Juan 14:16). Hermanos, el Espíritu Santo es la presencia de Dios en nuestras vidas. Permite que Dios te use, pídele, clama al Padre y Él te responderá. ¿Te puede usar Dios? La respuesta es ¡SÍ! Recuerda que fue por ti y por mi que Él envió a nuestro Rey y Salvador (Lucas 5:32).
Estaba leyendo una encuesta que le hicieron a varios pastores, y encontré algo bien interesante que deseo compartir con ustedes. Según la encuesta, el 70% de los pastores Cristianos entrevistados piensan que no están suficientemente preparados para predicar. Por supuesto que también les hicieron varias otras preguntas, pero ellos todos sentían que necesitaban estudiar mucho más de lo que ya habían estudiado. En otras palabras este grupo de siervos se sentía inferior. Esto es un grave problema porque cuando nos sentimos inferior, o pensamos que no valemos, entonces es bien fácil caer en un estado de depresión y por supuesto, cuando esto sucede, entonces no solo sufre la persona, sino que también sufre el ministerio que estamos desarrollando. Reflexionando en lo que leí, les puedo decir que yo me pude identificar con ese grupo de pastores que se sentía de esa manera. No me vayan a mal interpretar, no estoy deprimido, pero si me puedo identificar con esa manera de sentir. La realidad del caso es que existen numerosas personas en el cuerpo de Cristo que no sirven a Dios eficazmente porque no alcanzan ver su potencial. Esto no solo se limita a los pastores, esto es algo que se aplica a todo creyente. Es por eso que quiero que en el día de hoy examinemos un acontecimiento histórico que nos demostrara quienes pueden ser utilizado por Dios.
Jueces 3:7-10 - Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años. 9 Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
Como siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje de Dios, es necesario que hagamos un repaso de historia. Antes de comenzar quiero que tengamos un mejor entendimiento del libro de Jueces; tal como los otros libros históricos de la Biblia, el libro de Jueces presenta los hechos históricos en una manera selectiva y temática. Los capítulos 17-21 actualmente preceden la mayor parte de los capítulos 3-16, pero estos capítulos aparecen al final del libro para ilustrar la condición moral que prevalecía durante este periodo. Les hago esta aclaración para que no vayan a pensar que estamos saltando momentos históricos cuando les haga referencia a otros capítulos y versículos que usaremos en el día de hoy. Cuando comenzamos a leer el libro de Jueces desde el inicio vemos que el pueblo de Israel finalmente había llegado a la tierra prometida, (Génesis 12:7; Éxodo 3:16-17.) Cuando el pueblo de Israel primero entro en la tierra prometida bajo el liderazgo de Josué, ellos pudieron conquistar los pueblos que existían en esa tierra rápidamente, y eficazmente porque ellos estaban unidos. Luego de conquistar los pueblos, entonces la tierra fue dividida entre las doce tribus de Israel, y cada tribu tenia la responsabilidad de destruir completamente a los enemigos (Deuteronomio 7:1-6). Pero ellos no hicieron lo que Dios había declarado que hicieran, ellos tenían que destruir completamente esos pueblos, pero después de la muerte de Josué, cada tribu opto por hacer lo que más bien le parecía (Jueces 17:6). Esto nos conduce más o menos a este punto en la historia que estaremos utilizando en el día de hoy.
Aquí leemos: “Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera”. La pregunta que debemos hacernos es, ¿por qué hicieron ellos esto? Para obtener esta respuesta, tenemos que regresar a lo que Dios les había mandado que hicieran. Dios mando que ellos no formasen parte alguna de esos pueblos que habitaban esa tierra, Él mando que destruyeran a ese pueblo por completo, pero ellos desobedecieron y la consecuencia fue que Dios entonces permitió que ese pueblo le sirviera de piedra de tropiezo (Jueces 2:1-3). Haciendo un contraste entre el pueblo de Dios en ese entonces y el pueblo de Dios actualmente, podemos encontrar que no existe mucha diferencia entre ellos y muchos de nosotros.
No se ofenda nadie, no estoy hablando de nadie en particular, pero hoy les traigo palabras fuertes, palabras con el propósito de redargüir, reprender, y enseñar (2 Timoteo 3:16). Les digo que muchos de nosotros no somos muy diferentes a ellos, porque muchos de nosotros aun practicamos la idolatría, muchos de nosotros continuamos sirviendo a dioses ajenos. ¿Cómo dice eso usted pastor? En este capitulo que estamos examinado hoy vemos que el pueblo de Dios en ese entonces servía al dios baal, y veneraba las imágenes de Asera. Yo sé que ninguno de nosotros aquí hacemos tal cosa, sé que ninguno de nosotros aquí veneramos ninguna imagen o cosa semejante, pero si les digo que todavía existen muchos en el cuerpo de Cristo que practican la idolatría. Les digo esto porque la idolatría no es necesariamente el venerar una estatua, la idolatría tiene muchos aspectos (Colosenses 3:5). Comprendamos que un ministerio, un don o un talento puede llegar a ser objeto de soberbia o idolatría, esto puede llegar a romper hogares, romper relaciones con nuestros hijos, y producir deshonestidad. Comprendamos que si para nosotros es más importante ganar unos dólares más envés de venir a la iglesia, lugar donde recibimos nuestro alimento cual es la palabra de Dios, entonces nuestro ídolo, el dios que servimos, es el dinero. Todos tenemos que examinarnos muy de cerca, y examinar nuestra relación con Dios.
Continuando leemos “Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años”. Aquí vemos que el pueblo de Dios de ese entonces aprendió rápidamente que las malas relaciones afectaron su fe y su destino. Esto es también una gran realidad para nosotros, esto es un gran peligro para el pueblo de Dios hoy en día. Al no cumplir con lo que Dios les había mandado, ellos comenzaron a no encontrar la maldad en las situaciones, y la consecuencia fue que comenzaron a aceptar las cosas y a compartir de ellas (Jueces 3:5-6). Nosotros también hemos recibido mandatos de Dios, nosotros hemos recibido palabra de Dios; se nos ha mandado a que no participemos en las cosas de este mundo (2 Corintios 6:16-18; Romanos 12:2). Se nos ha mandado que destruyamos todas las obras del enemigo que ocupan nuestras vidas. Pero muchos de nosotros no obedecemos, muchos de nosotros continuamos relacionándonos con personas que de una manera u otra afectan nuestra fe. No me tomen lo que dije a mal, no estoy diciendo que solo podemos tener amigos Cristianos, lo que si estoy diciendo es que el enemigo utilizara a cualquier persona o situación para interrumpir la obra de Dios en nosotros. El enemigo utilizara a esas amistades y familiares para que a nosotros llegue la tentación de faltarle a Dios; si podemos continuar relaciones con los no creyentes, pero debemos tener mucho cuidado de que su manera de actuar no dañe nuestro testimonio. Les pondré un ejemplo para que me entiendan mejor; digamos que ahora nosotros tenemos un amigo o familiar que siempre anda bebiendo. Digamos que nosotros siempre andamos con esa persona, ¿qué creen que se dirá de nosotros? Lo más seguro y lo que se ve con más frecuencia es que se diga que los dos siempre están bebiendo. Aun cuando esto no pueda ser la verdad, el enemigo pondrá esas palabras en la boca de muchos para destruir el testimonio de una persona y desacreditar a Cristo. Hay un refrán que dice: “dime con quien andas y te diré quien errés”, y eso mismo dirán todos. La desobediencia y rebeldía de ese pueblo les condujo nuevamente a la esclavitud, y nuestra desobediencia y rebeldía puede causar lo mismo en nosotros. Pero si te encuentras es esa situación, todavía tienes una oportunidad.
Continuando leemos, "Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim”. El pueblo de Dios clamo a Dios y Él les envió un libertador. Dios levanto un hombre de dentro de ese mismo pueblo para que les guiara y liberara de la esclavitud. ¿Por qué fue eso? Fue porque “clamaron los hijos de Israel a Jehová”. En el mundo existen muchas personas que claman a diario a Jehová, existen muchos que por diferentes razones se han apartado de los caminos de Dios, que a causa de la rebeldía y desobediencia ahora se encuentran nuevamente esclavos de este mundo, esclavos de los poderes de las tinieblas.
Pero Dios escucha las oraciones cuando se hacen con un corazón dispuesto, Dios escucha las oraciones de esos que ahora sufren nuevamente, y más importante que todo, Él responde (Jeremías 33:3). Dios se volvió a ellos en su misericordia para libertarlos. El libertador humano fue Otoniel, el que se caso con la hija de Caleb y uno de los pertenecientes a la anterior generación, que había visto las maravillas de Dios. Fíjense bien que les dije que Otoniel pertenecía a la anterior generación, esto es de suma importancia porque esto nos demuestra que Dios halló que él se mantuvo fiel en todo momento. Así que sin duda alguna podemos decir que Dios utilizo a Otoniel porque él era un siervo fiel.
El método que Otoniel empleo fue que primeramente juzgo al pueblo de Israel, los reprendió y reformo y luego los condujo a la guerra. Si analizamos lo que hizo Otoniel en ese instante vemos que no es muy diferente a lo que los lideres tratan de hacer hoy en día en las iglesias. Les digo esto porque es la responsabilidad de todo líder de reprender, reformar y enseñar a los creyentes, de demostrarle al pueblo de Dios el camino debido. No siempre encontramos que los creyentes están en los caminos correctos, es más, en muchas ocasiones podemos encontrar que una gran mayoría del pueblo de Dios anda vagando por caminos desconocidos, y en muchas ocasiones extraviados de la verdad. Lo he dicho en muchas ocasiones y lo repito nuevamente, muchos lideres temen predicar palabras fuertes, muchos se la pasan predicando palabras que agradan los oídos, y no para reprender, redargüir, y enseñar. Sin duda alguna este no fue el caso de Otoniel, él les reprendió y los condujo nuevamente a los caminos de Dios. Tenemos mucho que aprender de él aquí, fíjense bien como lo hizo. Primero él tuvo que combatir el enemigo interior, él tuvo que reprenderles por el pecado en sus vidas. Una ves que venció sobre el enemigo interior, entonces y solo entonces él les condujo hacia la batalla exterior, es decir hacia la batalla contra las fuerzas y poderes de este mundo. Hermanos, si queremos ser usados por Dios, entonces primero tenemos que confrontarnos y vencer la batalla interior. Tenemos que enfrentarnos a todas esas cosas que sabemos que no le agradan a Dios. Tenemos que confesar nuestros pecados, no al hombre, tenemos que confesar nuestros pecados ante Dios (Isaías 33:22).
Para concluir. Preguntémonos, ¿me puede usar Dios? Aunque Otoniel no era perfecto, aunque él también había formado parte de ese pueblo pecador, e idolatra, Dios lo uso para que juzgara, reprendiera, y liberara a Su pueblo de las manos de la esclavitud. Otoniel bajo la guianza de Dios pudo quebrantar el yugo de la opresión tal como leemos aquí “Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim”. Al igual que Otoniel tuvo el espíritu de Jehová que descendió sobre él para entregarle la victoria, nosotros tenemos el Espíritu Santo que ahora mora en nosotros. El Espíritu Santo es quien nos redarguye de pecado, es quien nos da convicción de los que estamos haciendo mal. ¿Te puede usar Dios? Creo que la mejor pregunta seria, ¿quieres ser utilizado por Dios? No hay nada que nos pueda detener, Jehová le entrego la victoria a Otoniel, le entrego una victoria completa cual hubiese durado por siempre, pero ellos nuevamente pecaron y se apartaron de los caminos de Dios. Nuestra victoria esta garantizada por el Señor (1 Juan 5:4), Él nos entrego una victoria permanente, pero tenemos orar mucho, y someternos a Dios. Recordemos que donde esta el Espíritu de Dios, ahí hay libertad (2 Corintios 3:17). Donde existe el fuego del Espíritu Santo no existe nada malo. Existen muchas personas que aun no comprenden que el fuego del Espíritu Santo no es una cosa que ocurrió en el día de Pentecostés solamente, ese mismo fuego que recibieron los apóstoles arde en todos nosotros (Juan 14:16). Hermanos, el Espíritu Santo es la presencia de Dios en nuestras vidas. Permite que Dios te use, pídele, clama al Padre y Él te responderá. ¿Te puede usar Dios? La respuesta es ¡SÍ! Recuerda que fue por ti y por mi que Él envió a nuestro Rey y Salvador (Lucas 5:32).
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