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José R. Hernández - Tu eres culpable!

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Mensaje  PREDICADOR Miér Mar 14, 2012 8:10 pm

José R. Hernández - Tu eres culpable!

La semana pasada hablamos acerca de las resoluciones que muchos de nosotros hacemos al inicio de un nuevo año. En esa predica les hable acerca de las resoluciones que como Cristianos y como iglesia debemos adoptar.

Les dije que era hora de asaltar las murallas y derrumbar los muros que nos rodeaban, y les dije que teníamos que hacer esto confiando en Dios. Confiando en que Dios nos dará la victoria y nos guiara en todo momento. Pero para poder cumplir con esto debemos preguntarnos, ¿qué nos puede detener? Le respuesta a esta pregunta en casi toda ocasión es que nosotros mismos nos detenemos. La razón por esto es porque muchos hemos cometido errores en nuestra vida; todos nosotros tenemos las manchas o las imperfecciones pasadas que nos recuerdan que nosotros somos personas imperfectas. Entonces, el pecado del pasado, aunque confesado y perdonado, en muchas ocasiones puede obsesionar al Cristiano, de este modo oscureciendo una vida que debiese ser alegre, abundante, y productiva en Jesucristo. Es por esta razón que deseo que en el día de hoy exploremos lo que el Señor nos dice acerca del acusador. Pasemos ahora a la Palabra de Dios para encontrar la respuesta.

Zacarías 3:1-7 – Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. 2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. 4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. 5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. 6 Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: 7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.

Para tener un mejor entendimiento del mensaje de hoy, nos será necesario repasar un poco de historia. El libro de Zacarías es uno de los últimos libros del antiguo testamento, y él es reconocido como un profeta menor. Alrededor del 538 a.C, el rey Ciro de Persia publicó un decreto formal que permitió que los israelitas dejaran su exilio y regresaran a Jerusalén para reconstruir el templo (Esdras 1:1-2.) En el libro de Esdras también encontramos como, bajo la dirección de Zorobabel, el trabajo de templo comenzó con entusiasmo, pero pronto fue detenido debido a la amenaza de Samaria (Esdras 4:23-24.) Zacarías fue un profeta que exhortó al pueblo de Dios a perseverar y no perder la esperanza ante la oposición. Esta visión de Zacarías fue la cuarta de ocho visiones que él recibió acerca de la nación de Israel, y fue una que tomo lugar durante la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Es importante que notemos esto porque aquí vemos un ejemplo muy bueno de cómo el diablo estaba tratando detener la reconstrucción del templo al Dios verdadero. Con esto en mente continuemos nuestro estudio.

Aquí leemos: “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.” Nuestro enemigo esta buscando aquellos de nosotros que no estemos muy fuertes en la fe, buscando aquellos de nosotros que no seamos completamente fiel, para acusarnos y detener la obra que Dios ha iniciado. Él quiere usar nuestras conciencias para acusarnos al igual que acusaba aquí a Josué. El enemigo utilizara lo que una vez fuimos para tentarnos a que regresemos al mundo de tinieblas. El enemigo utilizara lo que una vez fuimos para detener nuestro crecimiento. El enemigo utilizara lo que una vez fuimos para detener la edificación de una vida comprometida al servicio de Dios. Desdichadamente, existen muchos en el cuerpo de Cristo que se dejan acusar, y debido a esto regresan nuevamente a una vida pecaminosa; existen muchos que ceden al pecado y a consecuencia siempre andan atormentados y sufriendo. ¿Por qué digo esto? Lo digo porque si cedemos a las tentaciones lo primero que sufre es nuestra mente. Sufrimos porque ya que conocemos la verdad, al pecar nos cae un remordimiento o cargo de conciencia porque sabemos que lo que hicimos esta mal hecho (Efesios 5:13-14.)

Yo diría que el cargo de conciencia es un arma muy poderosa que usa el enemigo para atraparnos; el enemigo utiliza nuestra propia mente para acusarnos y alejarnos de los caminos de Dios. Pero Dios no nos dio la memoria para que viviéramos constantemente atormentados, Él nos dio la conciencia y la memoria para que sepamos reconocer nuestros errores, podamos aprender de ellos, y podamos acudir a la solución. ¿Cuál es la solución? ¡Su nombre es Cristo Jesús! La solución es tener un encuentro con Cristo; tener un verdadero encuentro significa que nunca más seremos como somos, que nunca más caeremos en las mismas trampas o pecados (1 Juan 5:4.) Esto nos conduce al segundo punto del estudio de hoy.

Aquí leemos: “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.” Satanás acuso a Josué, quien representa la nación de Israel en estos versículos, y Satanás acusara a toda persona que entregue su vida al Señor. Ahora, quiero que notemos aquí algo de suma importancia, quiero que notemos lo que dijo Josué. ¿Qué dijo Josué? Josué no dijo absolutamente nada, ¿saben porque no dijo nada? No dijo nada porque no tenia defensa alguna. Las acusaciones eran ciertas, el pueblo de Dios fue idolatra, el pueblo de Dios fue rebelde, el pueblo elegido de Dios le había faltado a Dios, y por eso vemos que aquí Josué estaba vestido de vestiduras viles, que significa lleno de pecados. Pero no obstante esto Dios demostró su infinita misericordia, y decidió perdonar a Su pueblo. Esto nos conduce al tercer punto del estudio de hoy.

Aquí leemos: “Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. 5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.” Fíjense bien en la grandeza de nuestro Dios. Josué no tuvo que decir nada, Josué no tuvo que hacer nada, solo por la misericordia de Dios ahora estaba limpio. Dios en su infinita misericordia, en un instante lo limpio de todo pecado. Satanás tratara de acusarnos de muchas diferentes maneras. Nuestro enemigo el diablo tratara de convencernos de que Dios solo recompensara a aquellos que siempre le han sido fiel; pero la verdad es que nadie nunca le ha sido fiel (Romanos 3:23.) Satanás nos tentara, él nos pondrá traspiés para que caigamos nuevamente en la suciedad del pecado, y tratara de mantenernos en esa suciedad atrapados y apartados de la presencia de Dios. Pero para aquellos de nosotros que conocemos la verdad, para aquellos de nosotros que hemos aceptado a Cristo como nuestro Rey y Salvador personas, entonces sabemos que tal como Josué fue limpiado de pecado en un instante, al igual el Padre ha hecho con nosotros. Pero es aquí donde esta el problema para muchos creyentes; muchos creyentes permiten que el diablo les convenza con sus acusaciones. Cuando le permitimos al enemigo que nos acuse de algo de lo cual ya fuimos perdonados, liberados, y sanados, entonces caeremos nuevamente bajo su dominio. Fíjense bien que aquí Dios estaba juzgando a la nación de Israel, Él podía tirarle en cara Josué todos los pecados pasados, Él podía y tenia el derecho de cómo juez acusarle, pero ese no fue el caso. ¿Por qué no fue así? No fue así porque Dios no te acusa (Isaías 43:25; Jeremías 31:33-35.) Recuerda que Cristo no vino a condenarte, Cristo vino a salvarte (Lucas 19:10; Juan 8:9-11; Juan 12:47.) Cuando le permitimos al enemigo que nos acuse en realidad lo que estamos haciendo es que le estamos dando otra oportunidad para que nos desvíe del camino que Dios nos ha trazado. Esto me conduce al cuarto punto del estudio de hoy.

Aquí leemos: “Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: 7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.” Como les dije previamente, no hay nada que el hombre pueda hacer o decir para justificarse ante los ojos de Dios. El hombre nada puede hacer para alcanzar la salvación, esto solo lo obtenemos por obra y gracia de Dios (Efesios 2:8-9; Tito 3:5.) Pero si existe algo que tenemos que hacer una vez que llegamos a Cristo. Tenemos que mantenernos en los caminos de Dios. Tenemos que concentrarnos en el camino que importa, tenemos que concentrarnos en solo Él (Juan 15:10.)

Aquí vemos que el ángel de Jehová le dijo a Josué que seria bendecido si guardaba Su palabra y anduviese por Sus caminos. Cuando guardamos sus mandamientos, cuando nos mantenemos fiel, y cuando nos mantenemos en sus caminos, entonces recibiremos bendiciones (Salmos 68:19.) ¿Qué bendiciones recibiremos? El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una herencia que nunca se podrá perder (1 Pedro 1:3-5.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una liberación que nunca será sobrepasada (2 Corintios 1:10.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá la gracia que no puede ser limitada (2 Corintios 12:9.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una esperanza que nunca nos puede desilusionar (Hebreos 6:18-19.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá un gozo que nunca disminuirá (Juan 15:11.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una cercanía a Dios que nunca podrá ser revertida (Efesios 2:13.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una paz que nunca se podrá perturbar (Juan 14:27.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá una rectitud que nunca se podrá deslustrar (2 Corintios 5:21.) El que guarda Su palabra y se mantiene en Sus caminos recibirá la salvación que nunca será cancelada (Hebreos 5:9.)

Para concluir. Como vimos al inicio de nuestro estudio en el libro de Esdras, las acusaciones detuvieron la construcción del templo de Dios en Jerusalén. El diablo uso a personas para que acusaran a los siervos de Dios, y el diablo usara a personas para acusarnos a nosotros. Llegaran a ti y te dirán, “tu eras,” “tu hiciste,” pero recordemos que cuando nos entregamos a Cristo, nueva criatura somos (2 Corintios 5:17.) Llegaran a ti y te dirán “tu no sirves,” “tu no sabes,” “tu no vales,” pero recordemos (1 Corintios 1:19; 3:18.) Llegaran a ti y te dirán “tu no puedes,” “tu eres débil,” pero recordemos (Filipenses 4:13.) En nuestros momentos de debilidad llegaran a nosotros dirán en momentos de debilidad “tu eres un pecador,” “tu no cumples con Dios,” pero recordemos (Lucas 5:32.) Las acusaciones detuvieron la construcción del templo por un tiempo, pero el templo fue construido (Esdras 6:13-16.) Dios quiere edificar en ti un templo para su santo espíritu (1 Corintios 3:9; 3:16.) Pero debes preguntarte en el día de hoy, ¿qué detiene la construcción? No toleres mas las acusaciones del enemigo, muévete hoy de esa trampa, y comienza a caminar en los caminos de Dios.

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